¿De qué se trata la vida?
Hugo Cuesta
Abril 2020
¿De qué se trata la vida?
¡Vaya pregunta! Sin duda puede haber mil respuestas, cuando se lo preguntaron a Sören Kierkegaard -reconocido filósofo danés- dio una respuesta que me parece de lo más acertada. “El tema es entenderme a mí mismo, saber qué quiere Dios de mí, encontrar las razones por las que quiera vivir y aquellas por las que esté dispuesto a morir”.
Me parece una respuesta muy completa, en la que pone el dedo en la llaga de los aspectos más trascendentes de la vida y la búsqueda de sentido. Encontrar razones por las que esté dispuesto a morir. Vale la pena preguntarnos ¿hay algo hoy por lo que daríamos la vida?
Aunque en la respuesta de Kierkegaard se encuentra implícita, vale la pena enfatizar que la búsqueda de la felicidad a la que legítimamente aspiramos es también un ingrediente fundamental. Se trata de aprender a ser feliz en esta vida y poner las bases para ser feliz en la otra; en la vida que no termina, que es eterna. Se dice fácil, pero detengámonos un momento a meditar lo que quiere decir ¡P A R A S I E M P R E!
Para Aristóteles la eternidad es “un tiempo que perdura para siempre”. En sentido filosófico la eternidad se refiere a un tiempo que no puede ser medido porque trasciende la temporalidad.
No está de más recordar que en el diseño de nuestro proyecto de vida nos estamos jugando no solo nuestra felicidad en el aquí y el ahora, sino también en la eternidad, ya que en términos futbolísticos el marcador final es el que cuenta y cuando se termina el partido de la vida, termina también el tiempo de merecer.
Suena duro, pero es la realidad. El estado en que nos encontremos al final de la vida, prevalecerá por toda la eternidad. ¿O has visto alguna vez que el marcador final de un partido cambie con el tiempo?
Adentrándonos un poco más en la definición de Kierkegaard, ese “encontrar las razones por las que quiera vivir y esté dispuesto a morir” está íntimamente ligado con nuestra capacidad de amar. Sin amor, no habrá razones para vivir ni mucho menos para estar dispuesto a morir, por lo que me parece fundamental el incluir como uno de los objetivos centrales de nuestro proyecto de vida, el de aprender a amar. A pesar de que pensemos que ya sabemos hacerlo.
Se ha dicho mucho del amor, pero para aterrizar este concepto tan trillado y tan profundo me quedo con la definición de Aristóteles; una de las más breves y claras: “Amar es querer el bien del otro”. Y además sin esperar nada a cambio.
De ahí que sea tan difícil aplicar este concepto en la vida diaria, ya que seguramente hemos desarrollado una buena dosis de egoísmo que si bien nos ha sido útil en los negocios y en la persecución del éxito, esta actitud ha enmohecido nuestra capacidad de escucha, de empatía, de comprensión, de caridad, que son elementos esenciales para desarrollar nuestra capacidad de amar.
Por más que pensemos que el amor es un concepto cursi o impropio para una persona como tu, te diría que si no hacemos lo que hacemos con amor, - y mejor aún- por amor, todo queda inconcluso, inacabado. El amor, es la levadura de la vida. La dota de otra dimensión, le da peso, forma, valor y volumen.
De ahí que no sorprenden la cantidad de tratados, libros y frases de tantos filósofos y pensadores de la historia que consideran esencial el amor en la vida, incluyendo por supuesto la de San Agustín de Hipona “ama y haz lo que quieras”; “la medida del amor es amar sin medida”. Sin amor nos quedaremos cortos en cualquier proyecto que emprendamos.
Pero amar ¿a quién? ¿cómo? ¿cuándo? La versión corta de mi opinión sería: a Dios sobre todo y a los demás como a ti. Ni más ni menos.
Un ingrediente fundamental en nuestro nivel de felicidad es el de la calidad de nuestras relaciones interpersonales, y el amor es el lubricante de estas relaciones, que son las que elevan al hombre a nuevas alturas. Y me refiero al amor no solo hacia nuestra familia que al menos en teoría nos sería el más natural y cercano sino también al de nuestros amigos.
Aristóteles decía que no se puede ser feliz sin amigos. ¿Cuántos amigos verdaderos tienes? y, sobre todo, ¿Qué tan buen amigo eres tú de tus amigos?
El doctor Aquilino Polaino escribe en su libro Fundamentos de Psicología de la Personalidad que “Una persona vale lo que valen sus amores”. Son estos amores -la caridad- la única moneda de cambio que tendremos al momento de rendir cuentas al final de la vida.
La Madre Teresa lo explica, en pocas pero profundas palabras. “No es cuántas cosas hacemos, o qué tan grandes, sino el amor que ponemos en ellas la medida de su valor”
Me parece que el concepto de amor que tengamos es fundamental para aprender a amar más y mejor, ya que como dice José Ortega y Gasset, “En lo que conceptualmente opinamos sobre el amor, se revela el perfil de nuestros amores”.
Seguramente, tú conoces muchos otros autores, pensadores y líderes de opinión que hablan de la importancia que tiene el amor y sobre todo el aprender a amar en nuestro proyecto de vida.
Por estas y muchas otras razones, me inclino a responder la difícil pregunta que lleva como título este segmento ¿De qué se trata la vida?.
Con una contundente respuesta: la vida se trata de aprender a amar.
Para conocer el video completo visita el siguiente link: https://youtu.be/M0ESPU1f_PE
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