CRISIS NIVEL 3: LAS CRISIS EXISTENCIALES
No todas las crisis son del mismo tipo. Algunas se resuelven con descanso. Otras con terapia. Algunas se curan con tiempo. Pero hay una categoría especial, profunda, demoledora y a la vez luminosa: la crisis existencial. Yo le llamo crisis nivel 3.
No es una crisis porque algo salió mal. Es porque todo aparenta estar bien, pero tú ya no estás ahí. Has logrado metas, tienes una carrera, una familia, incluso reconocimiento… y, sin embargo, algo dentro de ti no encuentra reposo. Te despiertas preguntándote: ¿Qué sentido tiene todo esto? ¿Quién soy en medio de tanto hacer?
La crisis nivel 3 no se manifiesta con gritos ni lágrimas. Es más bien una sensación persistente de estar desconectado de ti mismo. Como si hubieras seguido un guion que no escribiste tú, y de pronto te dieras cuenta de que no sabes cómo ni cuándo perdiste la pluma.
Lo más complicado de este tipo de crisis es que no es fácil explicarla. No puedes decir: “Estoy mal porque me despidieron” o “porque tuve una ruptura”. No. Estás mal porque no estás bien, y punto. Y eso, socialmente, es difícil de justificar.
En mi caso, la pregunta detonante fue simple: ¿Y ahora qué? Después de haber alcanzado la cima profesional, la respuesta no vino con otro reto más ambicioso, sino con un silencio profundo que me obligó a mirar hacia dentro. Fue incómodo. Doloroso, incluso. Pero absolutamente necesario.
Porque la crisis existencial no viene a derribarte. Viene a invitarte a una segunda vida. Una más auténtica, más tuya, más conectada con lo que realmente importa.
Y sí, es nivel 3. Porque se necesita otro nivel de conciencia, de humildad y de valor para no huir de ella, sino atravesarla. Si estás ahí, no te asustes. Estás empezando a despertar.
“El que tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo.”
— Friedrich Nietzsche
Conoce más y encuentra tu proyecto de vida en
www.HugoCuesta.com
Comentarios
Publicar un comentario