Hacer una pausa y atender las señales de la vida
Hugo Cuesta
Febrero 2023
Los libros de negocios y superación personal nos hablan constantemente del valor del esfuerzo y nos invitan a dar el extra en todo lo que hacemos. Hablan de constancia, eficiencia, resiliencia y de la fuerza necesaria para seguir adelante. Nos venden las bondades de trabajar cada vez más horas e incluso algunos de levantarnos a las 5 de la mañana: todo con la intención de hacer más, lograr más, llegar más lejos y más rápido.
A pesar de que estoy totalmente de acuerdo en el valor del esfuerzo, la perseverancia y el trabajo, que son los únicos medios que nos acercan al logro de nuestros objetivos, me parece que esas recomendaciones bien podrían venir aderezadas de la importancia y valor de hacer una pausa que nos permita identificar y atender las señales de la vida, y también nos ayude a reconocer y entender nuestros propios límites y evitar así el burn out que cada vez vemos más cerca.
A veces esa intensidad en el trabajo y la hiperactividad nos hacen altamente ineficientes, porque nos hacen perder perspectiva y nos impiden identificar las “banderas rojas” en el camino; ya que de no estar atento, podemos pasar por alto señales importantes en todos los ámbitos personales, profesionales, familiares. En nuestro afán de hacer y tener vamos como trenes, corriendo a toda velocidad con la mirada puesta en las vías que tal vez no se dirigen a donde queremos llegar. Vamos por la vida corriendo y atropellando todo y a todos, y pasando de largo las señales que nos recuerdan las cosas que realmente importan.
Debo admitir que me identifico plenamente con este estilo y ritmo de vida, que es como he vivido los últimos años, y también admito haber tenido muchos momentos de reflexión al respecto. El último hace un par de meses, tras una visita al doctor que por distintos síntomas (ninguno grave afortunadamente) me recomendaba bajar el ritmo frenético al que venía trabajando. Ya no tienes 25 años me dijo entre risas para tratar de convencerme.
Si tu también has recibido esa recomendación, te invito a pensar en la cantidad de reuniones con la familia, amigos, incluso colegas que has venido posponiendo desde hace tiempo, “En cuanto pase este cierre…. En cuanto dé la conferencia…, en cuanto ganemos la licitación…, en cuanto terminemos la junta de consejo… La realidad es que ese día nunca termina de llegar y es muy probable que te hayas distanciado de muchas personas por tu falta de disponibilidad. Y ese puede ser un costo que estés pagando por ignorar las señales, que tal vez lleguen como miradas de reclamo, comentarios sarcásticos (pues el tiempo que te quede libre) y la frialdad con que te tratan algunas personas antes cercanas. Piensa si no has recibido este tipo de señales.
Creo que vale la pena detenernos un poco para preguntarnos: ¿cómo está nuestra salud?, si las actividades que realizamos con tal urgencia ¿de verdad son tan importantes o son urgencias inventadas? Más aún ¿están alineadas al plan estratégico de la empresa? Y ¿qué tal tu propio plan estratégico? Asumo que tienes un proyecto de vida ¿no?
De preguntarnos si, ¿la forma como estás persiguiendo estos objetivos es la más eficiente? O ¿aplicando tecnologías de punta y estudiando a la competencia podría hacer más con menos? ¿qué tan distantes estamos de la familia y los amigos? Como puedes ver, para leer las señales de la vida no se necesita tirarse a la hamaca y pasarla cachetonamente. Solo se necesita estar más atento.
Reconozco que hoy más que nunca necesitamos volcarnos en darlo todo por sacar adelante los proyectos que traemos entre manos. Pero aún así, desde esta cápsula quisiera convocarte a revisar si la vida te ha mandado últimamente alguna señal que no estés atendiendo adecuadamente. Como el testigo en el tablero de tu coche que te indica que le urge un cambio de aceite, o una revisión de motor. ¿Cuántos kilómetros has recorrido con la llanta o la energía baja? obviamente tienes toda la libertad para ignorar esas señales, pero no te sorprenda cuando se desviele tu auto, tu cuerpo decida no andar más cuando pierdas a tu familia, o te suplan en la empresa por alguien más enfocado a los objetivos estratégicos.
Atender las señales de la vida no significa “hacer menos”, sino más bien, hacer mejor las cosas, tampoco se trata de work harder, sino de work smarter, tal vez de cambiar nuestros paradigmas, nuestros medidores, pensar más y enfocarnos en las cosas que son más importantes.
Aprender a verlas y leerlas a tiempo nos permitirá tomar decisiones importantes que anticipen problemas y detonen oportunidades. Antes de que sea demasiado tarde.
Para conocer el video completo visita el siguiente link:
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