La curiosidad como herramienta


Hugo Cuesta
Febrero2023


Cuando abordo en pláticas informales con amigos, o después de alguna conferencia, el tema de la importancia del descubrimiento de las pasiones y talentos, o de la misión de vida, las reacciones son más o menos las mismas. “Ok ok, de acuerdo, aunque siempre lo había intuido, ¡ahora veo con claridad la importancia de descubrir mi misión! ¡Pero descubrirla suena a una misión Imposible!” eso ¿cómo se hace?


Y por supuesto que coincido con esa reacción. Sabemos que cuando se nos presenta la encrucijada de tomar una decisión importante en la vida. ¿Qué trabajo elegir?, ¿qué propuesta de fusión aceptar?, ¿con quién me voy a casar? y ni se diga la incómoda pregunta que es capaz de paralizarnos, ¿para qué estoy aquí? sentimos escalofríos en la espalda y le damos mil vueltas al tema antes de tomar una decisión. Intuimos que la decisión que tomemos tendrá importantes repercusiones en nuestra vida. 


Si tú, en algún momento has estado en esa situación, me atrevo a sugerirte un ingrediente que tal vez has olvidado como orientador en esa búsqueda. Uno que por su sencillez, tal vez pase desapercibido más de lo que debería. Me refiero a la curiosidad, esa que Edmund Burke, estadista, economista y filósofo Irlandés, describe como: “La primera y la más simple emoción que descubrimos en la mente humana”


Observando aquello que nos despierta curiosidad es una forma muy amigable de acercamiento a las grandes encrucijadas de la vida. Personales o profesionales. La curiosidad es muy fácil de identificar y nos topamos con ella a diario. Se presenta como un «cosquilleo» que nos dice ¡Mhhmh, esto parece interesante!. Sin racionalizarlo apenas, podemos dejarnos guiar por esa fuerza invisible que nos ayuda a abrir los ojos para ver cosas evidentes que antes no vimos y descubrir recovecos que antes pasamos de largo por ceguera de taller.  


La curiosidad es una forma consciente de perdernos, para darle juego a nuestra intuición. Que es un aspecto importantísimo en la toma de decisiones y que normalmente es desplazado por la razón al momento de decidir.


La curiosidad puede ser un punto de partida muy práctico y cercano y que, además de abrirle paso a la intuición, nos puede dar buenas pistas de por dónde se encuentran nuestras pasiones y nuestra Misión personal. 


Te comparto que justo en medio de mi crisis de la mitad de la vida y en plena confusión existencial, participé en un programa para tratar de aclarar mis dudas de fondo. El primer ejercicio que nos pidieron hacer, fue una lista de las actividades que disfrutábamos. Por absurdo que parezca, los primeros 5 minutos del ejercicio, los participantes, (ejecutivos de varios países), nos mirábamos con sorpresa porque nos dimos cuenta que ¡habíamos olvidado lo que nos gustaba hacer!


Poco a poco las listas se fueron llenando de cosas genéricas. Viajar, alguna experiencia culinaria, un buen vino y después de 30 minutos de poco avance, el moderador nos pidió identificar las actividades que despertaran nuestra curiosidad. Ocurrió algo muy curioso, las listas empezaron a llenarse con mucha más facilidad. Después de una sesión de varias horas en las que nos pedían explorar las sensaciones que nos producían esas actividades, la lista de los asistentes se volvió más sólida y se percibía cada vez mayor certeza en las elecciones.


Imagen de pressfoto en Freepik 

Al terminar el día nos pidió hacer un filtro y dejar en la lista solo aquellas actividades que nos definen como personas y que las haríamos sin ninguna paga, y que al hacerlas perdemos la noción del tiempo. Aquellas que nos hacen sentir vivos, plenos, realizados. Que nos cambian el humor y nos producen un cosquilleo en el estómago difícil de explicar. Aquellas sin las que no concebimos la vida.


¡Esas son tus pasiones! Nos gritó el moderador al terminar su explicación. 


Admito que no me fue fácil identificarlas, sobre todo porque he vivido (seguramente igual que tú) volcado más bien en aquello que “debo” hacer, mucho más que en aquello que “me gusta” hacer. Algo que gracias al ejercicio que te comparto pude redescubrir.


¡Y el detonador de esto fue la curiosidad!, y pude ver como cuando esta va madurando y dirigiéndose hacia una actividad o proyecto específico, va provocando ciertas sensaciones que de pronto desembocan en algo mucho más profundo, en alguna pasión que tal vez habíamos olvidado. 


La curiosidad es un pequeño paso hacia adelante, no tiene que explorarse una sola a la vez, es incluso recomendable invertir en tres o cuatro cosas que despiertan nuestra curiosidad para ver cómo evolucionan e identificar si tienen «piernas» para madurar y convertirse en una de nuestras pasiones o pasar a formar parte de nuestro proyecto de vida.


Espero que dejándote llevar por la curiosidad, seas capaz de perderle el miedo al inicio de la búsqueda de respuestas a tus decisiones importantes. 


A esas que siempre encuentras un buen pretexto para sacarles la vuelta.






Para conocer el video completo visita el siguiente link: https://youtu.be/M03Dk9tEfoY

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