El más allá

 

  

                                                                                          Hugo Cuesta

                                                                                              Mayo 2024

                                                     

Leí ayer un texto que afirmaba que la muerte es el gran enigma de la vida, y francamente no estuve de acuerdo. Para mí, el verdadero enigma no es la muerte, sino lo que nos pasa después de la muerte. 

Todas las culturas y civilizaciones de la historia coinciden en que todos vamos a morir, y casi todas en que no todo termina aquí y que hay algo más allá. Algo o alguien que nos llama con fuerza desde la otra orilla. Lo cual nos pone también frente a otro dilema.  El de la inmortalidad del alma. 

Hace poco visité el museo Etrusco en la Toscana y me llamó la atención lo elaborado de sus tumbas y la cantidad de objetos con que hacían acompañar a sus muertos en su trayecto hacia el más allá: Los etruscos, vivieron 5 siglos antes de Cristo, y compartían la creencia con los egipcios de que el alma trascendía la muerte del cuerpo. 

Siendo el tema de la muerte y el más allá una interrogante fundamental que ha acompañado al hombre desde hace siglos, me llama mucho la atención que en nuestra sociedad optamos por evadir estos temas ¿O dime, cuándo fue la última vez que hablaste de esto con los tuyos?  O tal vez cuando lo intentaste te respondieron con un: Hay no seas drástico, mejor platícame de cosas más agradables….

Por más incómodo que te parezca, hoy te invito a reflexionar sobre estos temas. 

Si ya coincidimos que todos vamos a morir, respecto al más allá solo nos queda dos sopas: O existe o no existe. O tenemos un alma inmortal que trasciende la vida o somos solo materia que se hace ceniza y todo termina aquí. 

Bien, pensemos que implica para nosotros cada una de estas dos sopas: Si todo termina aquí, en cuestión de tiempo seremos una esquela, un certificado de defunción, un testamento, una vacante, cenizas y olvido. 

Si este mundo material es todo lo que hay; si no hay algo más a que aspirar,  si da lo mismo hacer el bien que el mal, y si no hay premio ni castigo, entonces la reacción lógica sería vivir sin límite el placer, los excesos y entregarse al gozo total de los sentidos. 

Pero, por otra parte, si hay algo después de la muerte, y si ese más allá es eterno, como creemos los católicos, debemos entonces cuestionarnos si esta realidad que vivimos aquí se conecta con la del más allá. 




Algo en lo que seguramente también coincidimos es que   todo tiene consecuencias.  A toda acción, corresponde una reacción. 

Si haces una buena inversión habrá un rendimiento, si la inversión es mala, una pérdida. Si educas bien a tus hijos, serán personas de bien, si los mal educas, tal vez sean flojos o vagos.

Si todo tiene consecuencias, ¿Por qué la vida misma no las tendría? 

Recuerda, solo hay dos apuestas: Hay más allá o no hay más allá. Tu eres libre de apostarle a la opción que quieras. Viva la libertad. Pero de que tu apuesta tendrá consecuencias, eso que ni qué y ojo, esas consecuencias pueden ser eternas.

Por mi parte, estoy convencido de que, si todo terminara aquí, si la vida no tuviera consecuencias, si no hubiera premio ni castigo, la vida no pasaría de ser una broma, y una broma muy cruel. 



Para conocer el video completo visita el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=v0qas0xsPgc&t=19s 


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