¿Eres un buen conversador?
Mayo 2024
Sabemos que de toda buena conversación se aprende, pero seguramente tú también, a lo largo de la vida te has topado con personas que en sus conversaciones sostienen posturas radicales y diametralmente opuestas a las nuestras. Ya sea en el ámbito familiar, social o empresarial es difícil tener conversaciones sobre temas delicados en los que tengamos un punto de vista tan distinto. De ahí la importancia de abordarlas con la genuina actitud de comprender la visión y postura del otro. De establecer un vaso comunicante que nos permita generar puntos de encuentro sobre temas difíciles.
La mayoría de las conversaciones que tenemos son intrascendentes, pero las que valen la pena tocan temas de fondo y en ellas hay temas opinables y otros irrenunciables.
Ahí es donde se requieren las habilidades de un buen conversador. Y ese no es el que le da por su lado al otro. No se trata de pintar la realidad del color que quiere el otro. En lo personal me molestan las personas camaleónicas que se adaptan al entorno para mimetizar y no son capaces de sostener sus propios puntos de vista. Podemos estar equivocados, pero me parece que debemos ser consistentes y no vetas. Los congruentes – que viven como piensan y piensan como viven- no son muy populares en esta época de la posverdad en la que sobresalen los aduladores que aplauden a los manipuladores que ajustan la verdad a sus caprichos.
Es cierto, en las conversaciones difíciles, es necesario elegir las batallas. En los temas opinables o intrascendentes, no vale la pena engancharse y defender posturas a ultranza, porque cuando lleguen las batallas sobre temas fundamentales, ya habrá un distanciamiento tal que impida llegar a puntos de encuentro. No todas las posturas deben ser tajantes, sino solo aquellas que representen nuestros valores irrenunciables.
Si te pones a pensar, en la mayoría de las conversaciones o debates, cada persona presenta sus puntos de vista, no con la actitud de aprender del otro, sino con la de prevalecer sobre el otro. No hay escucha ni interés genuino de comprender. Ni disposición de cambiar un punto de vista si escuchan un mejor argumento que el propio.
No sé si te pasa, pero en la mayoría de las discusiones que escucho, el que habla pretende reafirmar su postura y el que escucha apenas logra fingir poner atención al argumento del otro, cuando en realidad está rumiando su siguiente argumento para rebatirlo.
El incorporar el ingrediente de la capacidad de escucha en tus conversaciones familiares o profesionales, puede contribuir de manera importante a mejorar su calidad y llegar a un mejor entendimiento.
Leer al otro, escucharlo con genuino interés, observarlo, comprenderlo y entender si su opinión viene de su razón, de su corazón, de su intuición o si es una simple pose. Estos son ingredientes fundamentales de un buen conversador.
Y al final, lo más difícil, al entrar a una conversación importante, es estar de antemano dispuesto no solo a escuchar, sino a admitir que probablemente estemos equivocados. De esta forma si que se puede lograr lo que en teoría buscamos en toda conversación: acercarnos lo más posible a la verdad.
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