Ser libres... para ser comprometidos

 

   Hugo Cuesta

                                                                                          Mayo 2024


Si nos pidieran definir la libertad, tal vez coincidiéramos en decir algo parecido a que es la facultad de elegir. De ejercer la voluntad.

Pero si nos preguntan cómo se ejerce la voluntad, tal vez habría más silencio antes de contestar.

En más de un sentido, somos la sociedad más libre en la historia, pues tenemos muchas más opciones y alternativas que nuestros antepasados, simplemente porque tenemos muchas más posibilidades materiales y tecnológicas a nuestro alcance para elegir. Sin embargo, en un sentido más profundo, somos una sociedad mucho menos libre de lo que pensamos. 

Quizás no coincidan con esta afirmación. Pero ojo, yo no pretendo comparar a nuestra civilización con la esclavitud o el dominio por la fuerza que ocurría en otras épocas. Sino al verdadero sentido de nuestra libertad. 

Me refiero al concepto de ejercer la voluntad mediante el compromiso.  

El acto propio de la libertad humana es justo la facultad de decidir.  Somos libres cuando tomamos decisiones propias. Y estas decisiones al final nos convierten en quienes somos.  

La libertad se ejerce eligiendo, es decir, comprometiéndose con algo o con alguien. Si no fuera así, ¿qué es entonces una elección? ¿Que es una decisión?  

Si el hombre actual no es libre es porque en aras de conservar su libertad pareciera decidir no ejercer, en una especie de parálisis por análisis. Y con tal de no comprometerse, prefiere entregarse a la esclavitud de sus potencias inferiores: de la satisfacción de sus impulsos, del placer inmediato de las sensaciones agradables, de su pobre y limitado concepto de verdad.  Pareciera que ha elegido ser un espectador del mundo que le toca vivir por miedo al compromiso. No hay nadie menos libre que un adicto, y en el mundo actual hay una enorme adicción a las sensaciones y las emociones.  



La única manera de resolver el gran dilema de la libertad es esta: elegir, sí, pero elegir comprometiéndose con algo trascendente; es decir en proyectos más allá de nuestros antojos. Proyectos que sean capaces de darle peso y volumen a nuestra vida. Sí,  a través del compromiso.

Mi amiga Marian Rojas, comenta con frecuencia que hemos elegido las sensaciones sobre el sentido o propósito que toda vida requiere para ser plena y por lo tanto feliz. No tiene nada de malo buscar sentirse bien, buscar ese “bienestar” que está tan de moda y que es algo a lo que puede aspirar cualquier animal sano. 

A nosotros en cambio, nuestra naturaleza nos permite aspirar a mucho más. Nos permite aspirar a la plenitud y la trascendencia, y el camino para lograrlo, es ejercer nuestra libertad comprometiéndonos con causas nobles que nos lleven a convertirnos en la persona que estamos llamados a ser.  



Para conocer el video completo visita el siguiente link:  https://www.youtube.com/watch?v=3mptcTOTXn0 

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