La búsqueda de sentido el después que nunca llega
Las razones para no enfrentarnos al ¿para qué estoy aquí? Son muchas y aparentemente muy válidas. Por distintas conversaciones al respecto con muchas personas en los últimos años, me parece que existen varias razones para rehuir a esta pregunta.
La primera es, sencillamente, el miedo. No el miedo a la pregunta, sino el miedo a equivocarnos en la respuesta y errar así en una cuestión fundamental de la vida. Aunque no todos lo llevan al plano consciente, intuimos que, de errar en la búsqueda de nuestra misión, podríamos estar condenados a una vida mediocre, intrascendente y llena de frustración. Intuimos que en ese caso podríamos desperdiciar la única vida que tenemos al no encontrar un porqué para vivirla y fracasar en nuestro principal objetivo de vida.
Por otra parte, te digo con certeza: el no intentar encontrarle sentido a la vida por miedo al error, es precisamente la receta perfecta para una vida mediocre, intrascendente y llena de frustración, ya que eso es garantía de vivir una vida sin sentido. Por lo que evitar esa búsqueda por miedo es, en sí mismo, el mayor error.
Otra razón importante es la falta de conciencia de la relevancia que tiene el resolver este cuestionamiento vital para aspirar a la felicidad que todos buscamos. Estoy convencido de que la felicidad es una consecuencia de la plenitud, y ésta a su vez, de encontrar el sentido de nuestra vida y vivirlo. Sin embargo, el mundo actual se encarga no solo de confundirnos con “fake news” sino de seducirnos con “fake promises” que nos prometen felicidad detrás de puertas como el placer, el dinero y la fama, que al cruzarlas sólo entregan un destello de satisfacción que pronto se extingue para revelar su verdadera piel; la de la decepción.
Esta misma idea comparte la reconocida psiquiatra española Marian Rojas, autora de grandes libros como Encuentra tu persona vitamina y Cómo hacer que te pasen cosas buenas, y con quien tuve el gusto de compartir, con otros conferencistas, el programa de los festejos del 50º aniversario del IPADE. Durante su conferencia, sobre la felicidad, Marian hizo una afirmación contundente que resume mucho de lo que hemos escrito: “La felicidad de las personas depende fundamentalmente del sentido que den a su vida”.
La tercera razón con la que más frecuentemente me he topado, es la confusión respecto a dónde y cómo buscar el sentido de nuestra vida y la cantidad de opciones aparentes que se nos presentan y entre las cuales tenemos que elegir las nuestras. Sobre todo, en un entorno que pareciera conspirar para no permitirnos encontrar nuestras propias respuestas en lo más profundo de nuestro ser. En un mundo posmoderno en que los poderosos han pretendido apoderarse de la verdad y someterla a sus intereses e ideologías globalizantes, al punto de “crear” una “post verdad” que nos presentan como auténtica. Un mundo que somete la verdad y la belleza a la opinión de las mayorías y trata la búsqueda genuina de verdades absolutas como si fueran encuestas o concursos de popularidad.
A fuerza de evitar esta pregunta de fondo, eventualmente dejamos de buscarla y nos acostumbramos a ignorar las señales que nos da la vida, que son las pistas para descubrir quiénes somos y para qué estamos aquí. Al pasar por alto estas señales, con los años, se va sintiendo con más claridad un hueco en el corazón que cada vez es más difícil de llenar. Lo vemos con frecuencia en personas que, sin estar plenamente conscientes del porqué, van por la vida entregadas al activismo, sin un minuto libre, siempre corriendo, escapando a la voz de su conciencia, creando más y más necesidades. Más trabajo, más tecnología, más redes sociales y más velocidad. Corren sin saber a dónde y escalan una montaña que no tiene cima. Autómatas, workahólics, ávidos de adrenalina y endorfinas. Todo por evitar enfrentarse a sí mismos y a las grandes preguntas de la vida.
Es la vía de escape que han elegido muchos hombres y mujeres en el mundo. Lamentablemente, muchos que yo conozco y que tú también. Tal vez uno de ellos se pare frente a tu espejo todas las mañanas.
También conozco personas que tienen clara su misión y su propósito. No siempre se distinguen a primera vista, pero al observarlas con más detenimiento, se percibe que caminan por un carril distinto a los autómatas. Viven con una clara intención y bajo los parámetros de su propio proyecto de vida. Viven sosegadamente y disfrutan lo que tienen y lo que hacen. Miden su riqueza con la mira en lo realmente importante y bajo parámetros distintos, incomprensibles para los que quieren llenar su vacío con cosas y adrenalina. Saben que no están en una carrera, sino en un camino en el que cada uno lleva su ritmo, su paso y su destino.
Ese “pequeño” detalle -tener clara su misión- hace toda la diferencia.
Quizás has escuchado la fábula del viajero que encontró a lo largo del camino a tres hombres que hacían el mismo trabajo: construir una pared con rocas. A los tres les preguntó “¿Qué estás haciendo?”.
El primero, enojado, respondió: “Construyo esta pared de porquería para que no me despidan”.
El segundo, abnegado, respondió: “Construyo esta pared para alimentar a mis hijos.”
El tercero, orgulloso, se puso de pie y dijo: “Estoy construyendo la mejor catedral de Europa”.
En nuestro trabajo, como en casi todo lo que hacemos -afirma Simon Sinek, autor de El Juego Infinito- hay algo más importante que el “qué”, e incluso que el “cómo”. Lo que importa, de fondo, es el “para qué”. El propósito lo cambia todo.
Tratar este tema con alguien es siempre una conversación delicada. Muchas personas se sienten agredidas o cuestionadas cuando les haces esa pregunta. La realidad es que casi siempre su incomodidad procede del reconocer que no se la han planteado seriamente; a pesar de que su conciencia les interpela a tener una respuesta antes de morir.
Es obvio que no se puede forzar a nadie para que se embarque en la búsqueda de respuestas en su intimidad. A final de cuentas ¡viva la libertad! Pero mentiría si no reconociera que ese es uno de los propósitos centrales de este libro: el de tocar algunas fibras en ti, para que te atrevas a aventurarte en la búsqueda de tu propia misión y encuentres así el sentido de tu propia vida.
Para conocer el video completo, visita el siguiente link:https: //www.youtube.com/watch?v=EU4HHxmntbI
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